
A pesar de que venía de un largo viaje traía una gran sonrisa en la cara y desde el primer momento fue muy amable y cercano. Al poco rato de conocernos me propuso ir al día siguiente a Riglos a escalar con él y con Pedro Cifuentes.
Y yo sólo dije: “Will i climb with you?”. Él afirmo con la cabeza sonriente y yo sin pensarlo dije “Then, YES.”
Como escalador es sutil, con una elegancia y una resistencia admirable. Fluía por los bolos de Riglos con alegría. Bailaba una coreografía que parecía conocer de antemano, aunque nunca antes hubiera estado allí. Sus movimientos eran continuos y se notaba en cada paso su inmensa experiencia en la vertical. Lo que más me impresiono con respecto a su forma de escalar fue su templanza y su seguridad. Colocaba los pies de gato con sumo cuidado, acariciando la roca y descansaba donde a mí se me abrían las manos.

En las reuniones compartíamos experiencias sobre la vida, cantábamos y nos reíamos. Disfrutando de la verticalidad y el ambientazo de La Fiesta del Biceps en la Visera de Riglos. Ahí colgados del vacío le enseñe a decir “Vaya patio” y entendió perfectamente su significado, porque sentir tantos metros de vacío bajo tus pies es sobrecogedor.
Como persona es honesto, humilde, cercano y cariñoso. Tiene una mirada profunda cargada de pura vida, una energía magnética y una alegría contagiosa. Durante el coloquio en la librería Desnivel me dijo algo que se me quedo grabado a fuego: “Climbing is not only acrobatics, is much more…” Y para mí siempre ha sido así.


Como dijo el escritor realista Stendhal: “El hombre no tiene la libertad de negarse a hacer aquello que le da más placer que ninguna otra actividad que pueda imaginar”.
Y para mí fue un placer estar al otro lado de vuestra cuerda, Pedro y Stefan.