Flotando sobre el agua negra del lago «Idwall» en North Wales, mi mente se expande y alcanza otras dimensiones. «Mindfulness».
Contemplo los brillos del sol sobre el agua oscura y sus rayos de plata cubren las ondas. Me dejo arrastrar por la corriente y el viento susurra en silencio detrás de mi nuca y me eriza la piel. Remo y voy hacia el sol que calienta mi alma cuando las lagrimas llegan. Estas aquí, remando a mi lado. Y miles de estrellas brillan en la superficie de este espejo, flores amarillas nacen bajo las aguas, las rocas al fondo del valle, el sonido lejano de las cascadas, el verde intenso de estas infinitas praderas, todo me sabe a libertad. «Freedoooom».
Voy a la deriva como un naufrago, pero no siento temor alguno. Solo retomo el rumbo cuando yo lo decido. El sol me ilumina. Como dice mi nueva amiga Gilly, he traído el sol de España. Todos los días grises y lluviosos se volvían soleados donde y cuando yo iba a escalar. El cielo nublado se abría justo en las zonas que elegía, hasta en los días más oscuros. Gracias por eso, soy afortunada.
Hoy elegí estar aquí, preferí descubrir Wales a mi manera. Cambie la escalada por el padel surf, por nadar, por descansar al pie de las montañas. Necesitaba sentir de otras formas. Quería entender esta tierra salvaje y sentirla en cada poro de mi piel. Y aquí estoy en medio del lago sentada en la tabla, escribiendo con los últimos rayos del sol, que pronto se ocultara tras las colinas.
La corriente me mece suavemente y me acerca a las rocas que otros días me empeñaba en escalar. Cinco días seguidos de escaladas; cinco días de fisureros «nuts»; cinco días de intentar descubrir que se esconde tras las E del sistema de graduación Inglés; cinco días de pizarra, gneis y roca metamórfica; cinco días de sea cliffs y compañeras nuevas de todo el mundo y de todas las edades.
Mis primeros dos días fueron para Hazel que me demostró que la motivación no tiene edad. Con ella descubrí la escalada expuesta de Slate (pizarra) «seams stress» y «seams the same», que efectivamente no son lo mismo. Allí aprendí que los microfisureros que yo solo usaría para progresar, allí son los únicos seguros posibles. Era como escalar en la raja de la pedriza sin chapas. Al día siguiente: «Lets go to the Sea cliffs!». Castell Helen nos recibió con la mar revuelta y las olas embravecidas. Día tras día, fui tachando las vías de la lista que Ruth, mi compañera escocesa del Equipo Femenino de Alpinismo, me había elaborado. My lista se hizo famosa, y todo el mundo me preguntaba: «This route is on your list?». En el Castillo de roca escalé Rap y Atlantis que estaba on mi list. Un diedro precioso, con el aliciente de que la marea subía con nosotras y había que escalar deprisa.
Luego me toco de compañera Juli, una escocesa con mucha energía. Con ella escalé en Wenzone, la vía que más ganas tenía desde que llegue, la clásica » Dream of white horses». Una magnifica travesía que recorre un acantilado a todas luces imposible de escalar y cuyo último largo es uno de los más bellos que he escalado en mi vida. Es una danza horizontal en lo más alto de una cueva marina. El azul intenso bajo los pies deslumbra y allí con ese vacío celeste se sienten sensaciones únicas, irrepetibles.
Para rematar el día escalamos otra vía que Juli tenía en su lista «Quarz icicle», E2, 5c (que todavía no sé bien que significa) en la que vibramos las dos. Ella porque le toco el «main pitch» y yo porque cuando los seguros son muy malos y no sabes por donde seguir, el idioma escoces a alta velocidad, es desconcertante. Al final, el truco en Gales es tener la mente fría y sobre todo no caerse.
Con Juli escalaría también en Tremadog, otro área de escalada totalmente diferente. Las vías «Streptese» y «The Plum» (que estaba on my list) muy recomendables. Y conocí a Eric Jones, cortando el césped en el jardín de su bar. La historia del alpinismo inglés en persona: «He is the first British solo ascent of the north face of the Eiger in 1981.»
Los últimos días tuve de compañera a Gilly, la chica de DMM. Ella me enseño como se elabora en la fabrica el material que usamos todos los días. Con ella todo era fácil, hasta los largos de E2 y E3 de hierba galesa. Desde el primer momento tuvimos buen feeling, nos hicimos amigas rápidamente. El primer día fuimos al Main Cliff y me recomendó «Emulator» un diedro técnico y exigente que disfrute como una enana. Luego ella eligió «eternal optimist» que creo que define muy bien nuestras personalidades. Dos rutas intensas y bellas que resultaron ser las últimas escaladas en mi paso por Gales.
Hoy es un día diferente estoy con Gilly y Claire en «Lwm Idwall». Donde escribo estas lineas. Y hoy quiero hablar de sentimientos, de porque hacemos lo que hacemos. Ayer vi el inspirador documental de Claire «Operation Moffat», es un corto que trata sobre la vida de Gwen Moffat, una mujer salvaje y libre «She was a free spirit who loved and lived the bohemian lifestyle». Estoy deseando leer su libro «Space below my feet».
Se me quedo grabada una frase que dice Gwen a sus 92 años sonriendo a cámara. Cuando Claire le pregunta si echa de menos la escalada, ella responde: «No puedo echar de menos la escalada, ni la montaña, porque son parte de mi».
Mientras sigo dando vueltas en medio de este oscuro abismo del lago Idwall en North Wales, pienso en esta mujer descalza con la cuerda de cáñamo atada en la cintura, escalando las placas que tengo ante mis ojos.
Y en todas esas mujeres guerreras, únicas. Pioneras, primeras en hacer algo que no se esperaba de ellas.
Me encantaría contar su historia.
Agradecimientos:
- Gracias a la FEDME por darme la oportunidad de representar a España en el Women’s International Climbing Meet 2016.
- Gracias al Pinnacle Club por organizar esta semana y hacernos sentir como en casa.
- Gracias a todas las voluntarias por su trabajo estos días.
- Gracias a todas las chicas y su motivación, mostrándonos la escalada desde Japón a la India.
- Gracias a Rab por esponsorizar el evento y apoyar al deporte femenino.
- Gracias a Kop de gas por su saca fisureros «nut key», sin el, escalar en Gales es imposible.