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Y así, a cada largo nos animábamos. Esperando alcanzar tramos más benévolos que parecían no llegar.

Esta historia comenzó con un dibujo que pinte hace años en un papel. Un dibujo premonitorio, un pequeño barco navegando por un inmenso mar, bajo el sol. Acompañaba una línea, una reseña y un nombre. “Mediterráneo”.

Por carambolas de la vida y aprovechando la concentración del Equipo Femenino en Picos de Europa, propuse en el grupo escalar esta línea. Vicky tardo dos segundos en contestar:

Yo: “Chicas he estado soñando con una vía del Naranjo, se llama Mediterráneo. Quien se anima?.”

Vicky: “Llevo mirando esa vía todo el verano. Quiero hacerla.”

Y así como surgen las mejores aventuras, improvisamos la estrategia sobre la marcha. Con una preparación de pocos días y con tiempo libre las dos, que ya es difícil. Partimos rumbo a Picos de Europa.

Para aclimatar escalamos una clásica en la Peña Vieja. “El espolón de los franceses” una larguísima actividad que termino con una impresionante tormenta eléctrica. El cielo rugía con furia y se iluminaba violentamente sobre nuestras cabezas. Y temíamos a los hierros a los que horas antes confiábamos nuestras vidas. Cuando el trueno nos ensordecía tirábamos la mochila al suelo y nos hacíamos una pelota, rezando con todas nuestras fuerzas para que el rayo no nos alcanzase. Cuando el cielo se encendía recogíamos las mochilas y salíamos corriendo hasta el siguiente tambor.

Dos horas hasta llegar al coche, bajo esta ruleta rusa, me recordó lo vulnerables que somos. Y que nada podemos hacer ante los salvajes fenómenos de la naturaleza.

Prácticamente un año sin subirme a los estribos. Pero recordando, por exigencias del guion, bastante a menudo, ese largo octavo, esa noche en vela en el Pilar del Cantábrico. Y allí regresábamos, esta vez sin hamaca y sin mulas. La aproximación resulto con ese mochilón a la espalda muy penosa. Parecía que nuestras clavículas se quebrarían ante semejante peso o que el tobillo recién recuperado, en un traspié, dejaría la futura empresa en un frágil intento. Pero recordando que “pole a pole” todo es posible y animándonos la una a la otra continuamente, llegamos al refugio.

Y al mirar hacia arriba, ahí estaba ella… La altiva y sobrecogedora cara Oeste. Instintivamente la recorro con ansiedad, siguiendo una línea que pronto recorrerán nuestros pies. Desde el porche del refugio la analizo intentando encontrar sus debilidades. Al final, descubro que las debilidades son más cosa de los humanos.

Tengo miedo, A3, ¿Qué significará? ¿Cómo será? Me entran dudas, pero intento concentrarme en el “pole a pole”, poco a poco.

La suerte decidirá el reparto de los largos. El domino, quien gane empieza. Aunque se me suelen dar bien los juegos, he de reconocer que Vicky, sin piedad, me dio un palizón. ¿Qué habrá ganado? Damos la vuelta a la reseña y ahora sí, repartimos los largos.

Algo dentro de mi sabia, que escalaría ese largo, el que más me preocupaba, el que me quitaba el sueño. ¡Dichosos números! Pronto descubriríamos que no sería el único, ni mucho menos.

La estrategia del Pilar, escalar del tirón estilo cápsula, no era aplicable ya que la meteo era inestable. Plan B, fijaremos cuerdas.

Día 1: Objetivo fijar hasta el A3.

La jornada empieza oscura, es noche cerrada cuando salimos del refugio. Aunque conozco de memoria el camino al pie de vía, de los porteos del día anterior. De noche, todo resulta más siniestro y la aproximación se me hace larga.

Vicky, que ganó ayer, empieza a escalar una chimenea infernal, sufre, se arrastra y asciende lentamente. No se ve nada, solo sé que caen rocas y que no puede proteger bien. El segundo largo de fisura también me planta cara, una fisura ancha, que sin friends grandes me hace arriesgar una mala caída nocturna. El último tramo de este V+ discurre por una placa imposible de proteger, es muy expuesto. Cuando alcanzo la R2, veo que si queremos escalar esta vía tendremos que dejarnos la piel. Aquí no hay largos fáciles.  Vicky sigue con una travesía descendente de 6b, que la oculta tras un gendarme. Yo la oigo resoplar y entiendo que otra vez la vía enseña los dientes.

Las dudas se acentúan, ¿seremos capaces? Vicky alcanza el nicho y la alegría me inunda. Pero según voy llegando se transforma en preocupación. Me toca a mí, el largo que me quitaba el sueño. Ponerse en marcha y salir del nicho y la seguridad. Los primeros metros me cuestan mucho. No quiero caerme encima de mi compañera o por debajo de ella, y el nicho, la repisa, todo da vueltas. Pero hay que ir subiendo, el tiempo pasa volando cuando cuelgas de seguros precarios sobre el vacío que queda bajo tus pies. 140m de desplome me separan del suelo. La escalada es laboriosa, la roja naranja indica que todavía desploma. Colgando de Friends metidos en agujeritos, algún clavito falcado, ganchos y plomos voy ascendiendo. Hasta el tramo de buriles de los 80 donde cojo algo de velocidad, o eso creo. Los buriles me dan confianza, están mejor que los del Pilar.

Alcanzo la primera reunión, aún no he llegado al A3 y mi cabeza hierbe. Estoy cansada y me queda lo más duro. Pero debo seguir avanzando, voy superando poco a poco tramos de plomos y ganchos y entre medias respiro. Tengo la boca seca y parece interminable este largo de 45 m. Pero vamos bien de tiempo y confió en que podremos fijar el largo y llegar para la cena. En este segundo tramo no utilizo clavos, ni plomos. Sólo lo que hay en la vía. Justo antes de la reunión un plomo partido me corta el paso. Dudo, pero prefiero ganchear y estirándome llego a la reunión. Estoy vacía pero en casa. Vicky desmonta el largo con maestría y bajamos de la pared irónicamente deprisa.

2º día: Le toca a Vicky fijar el A2+ y coincidimos con Gorka Karapeto que está liberando Orbayu. Jumaremos temprano por el desplome de la Bermeja. Mientras Gorka y Mikel escalan y les echamos fotos. Es impresionante verles agarrarse a esas regletas mínimas en ese desplome. A nosotras nos toca hoy subir 140m por  cuerdas dinámicas y finas de ese volado, es durísimo. Y si encima lo tienes que hacer sin jumars, es un verdadero suplicio. A cada paso me quemo las manos con el ropeman. Que a veces muerde la cuerda y otras no. Da pereza subir tantos metros para fijar solo un largo, pero el cielo amenaza tormenta y Tomás, que es más fiable que el cielo, también.

Le toca a Vicky pelearse con su largo. Y confió plenamente en que será capaz de superar las dificultades.

Yo cuelgo de la hamaca de red y estoy atenta a cada información que me da. Ganchos, Friends, plomos que ya hay. No clava, ni pide la maza. Y asciende con templanza hasta su objetivo. Limpio el largo y bajamos cada día más rápido.

Al día siguiente volveremos a ascender todos esos metros perdidos para terminar lo empezado y salir por la cumbre.

Último día en el Picu. Llevamos 16 días aquí. Siempre cuesta decir adiós cuando uno se siente como en casa. Desde mi lugar especial, ajena al resto del mundo, escribo el final de esta aventura.

3º día: Otra vez salimos a la penumbra, pero hoy los astros brillan con una intensidad especial en el cielo. Dirigimos nuestros pasos hacia el desplome. Un hilo negro pende directo de las estrellas. Hay que engancharse a él y subir. Ganarle metros al vacío. Volvemos a brillar en la inmensidad de la noche, pero esta vez nadie nos ve y nuestros frontales van ascendiendo. Cuando estas colgado de la oscuridad a 50 metros del suelo, en tierra de nadie, se te pasa de todo por la cabeza. Es tan bello como dramático.

Con las primeras luces del alba llegamos al último punto alcanzado por Vicky ayer. Un largo de A1+/6a? me espera. Los estribos se quedan más abajo y me separo de los seguros. Bailo, navego y vibro como nunca. Me siento cansada. ¿Cuándo terminarán las dificultades?. Vicky me anima con fuerza y a pesar de la precaria protección en travesía sigo ascendiendo, ahora muy a la derecha, luego muy a la izquierda. Navego por donde la roca me deja ir. Una placa fina donde dibujar un camino incierto y relativo. Cuando llego a la reunión después de 50m me siento realmente vacía. Sólo puedo pensar en el siguiente largo de 6a+, que tras quince metros de IV me vuelve a tocar a mí. Cuando llego a esa reunión, no tengo fuerzas, y le pido a mi compi que siga por mí. Que necesito tomar aire.

Esta parte de la escalada es súper bonita. Sé que cuando mis fuerzas tanto físicas como mentales fallan, un verdadero compañero toma el relevo. Vicky y yo hemos conseguido esa relación. Sabemos que entre las dos seremos capaces y nuestras fuerzas se duplican. Ella sabe, como yo, que le espera un largo duro. Muchas dudas, navegar, donde proteger, ¿será por aquí?, ¿será por allá? Tras una travesía difícil dejo de verla y noto que aunque asciende no pone seguros. Me siento impotente, desde ahí no puedo ayudarla. Solo con todas mis fuerzas estoy con ella. Y pido a los cielos que sea por ahí, que llegue a una reunión. Soy consciente de su situación precaria. No es fácil, no tiene seguros y no sabemos si nos estamos embarcando. No puede destrepar, ni dar marcha atrás, no puedo descolgarla. ¿Cómo voy a hacerlo, si ni siquiera puede proteger? Aún así le hago todo tipo de preguntas estúpidas. La tensión se trasmite por la cuerda. Cuando por fin llega a la reunión nos sentimos felices. “Lo más duro ya los hemos pasado” esta vez de verdad lo creo.

Y siento que lo hemos vuelto a conseguir. Nos hemos planteado un reto, nos hemos esforzado, hemos aprendido y hemos resuelto. Pero sobre todo, nos hemos reído, nos hemos cuidado y lo hemos conseguido juntas. “Porque juntas todo es posible!!!!!”

Agradecimientos:

-Gracias al refugio, gracias su gente: a Sergio, Tomás, Iñigo, Juan y Melchor, por darnos tanto cariño que no te quieres marchar de allí.

-Gracias a Gorka Karapeto y Mikel, por la cuerda fija, la info, las cintas y las risas compartidas en el nicho.

-Gracias a los guías del Picu: Erik, Bernabé, Kiko, Javi, Martín que nos habéis animado y compartido vías y experiencias. Y sobre todo a ti, Fer, que aunque este año no estabas en la cumbre, te sentíamos cerca!

-Gracias a todos los amigos que nos habéis apoyado y a los que nos ibais dejando comida para sobrevivir unos días más arriba.

-Gracias a la familia, porque aunque a veces no lo entiendan, siempre están ahí a la vuelta.

-Gracias a las marcas que nos ayudan con material, ¡porque lo destrozamos en cada salida! Rab, Lowe Alpine, Kayland. Y Kop de Gas, ¡con falcas y a lo loco!

-Y gracias a ti Vicky, por tu amistad, porque eres mi guía preferida y por tus lindas palabras en tu blog!!

Te quiero Vickynga. Yihaaaaaaaa!!!

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